Brujas. El poder indómito de las mujeres

“La magia aparece como un recurso sumamente pragmático, como un salto vital, un manera de anclarse en el mundo y en la propia vida en una época en la que todo parece confabularse para precarizarnos y debilitarnos.”

“Soy independiente.” “Solterona! Bruja!” “No quiero tener hijes.” “Egoísta! Bruja!” “Mi edad no me define, es solo el paso del tiempo” “Incogible!” Brujas! Brujas! Brujas!

Rebeldes, impredecibles, irreverentes, juegan otras reglas ajenas a las impuestas por el sistema que presume de racional, blanco, eurocéntrico, y absoluto. Brujas: feminidades disidentes donde se inscriben las crueldades del poder patriarcal. Fueron perseguidas y asesinadas en el renacimiento pero ¿Quiénes son las brujas de hoy? ¿Hacia qué estereotipos de mujeres apuntan hoy las armas del patriarcado? ¿Qué es lo que se persigue y lo que se teme de ellas?

La mujer independiente, económica y afectivamente; la que no tiene, ni quiere tener hijos y la vieja, que desobedece el mandato delirante de juventud eterna. Mona Chollet explora tres reflejos de brujas a quienes la sociedad contemporánea da caza e intenta sacrificar en las pyras de una normalidad utilitaria y patriarcal. Las tres resisten a un mismo demonio que nos han tatuado en el cuerpo: el miedo.

El viaje comienza con un vuelo historiográfico sobre la caza de brujas en el renacimiento europeo. La pluma de la Mona invoca a distintas voces de la época que discuten durante todo el libro: religiosas, liberales, conservadoras, feministas, patriarcales. Las voces van tejiendo un tapiz donde se destacan los tres perfiles que se resisten a la dominación y cosificación de sus vidas.  

La primera bruja es independiente. El hechizo de la sociedad contemporánea alienta a  los varones a conquistar el mundo solos, como viajeros que van cosechando aventuras. Mientras que las pócimas que riegan nuestros caminos los  tiñen de tristeza, peligro y patetismo, si caminamos solas y no hay un varón en el cuadro. Los fantasmas de las representaciones sociales agravan, sin inocencia, lo monstruoso de la soledad en las mujeres, como si en los varones fuera un valor, y se asume que solo una pareja puede contener afectivamente a una mujer.  

     La segunda bruja maldice a los vampiros que se esconden detrás de expresiones como Reloj biológico o instinto maternal. Conjura a los que  ahogan en sangre la libertad de la decisión de ser, o no,  madres, mientras atribuyen al hecho de engendrar la capacidad de cubrir sus necesidades eróticas y emocionales. Sustraerse al proceso de purificación, domesticación y redención de tener un hijo que llega para sublimar un cuerpo femenino siempre en falta, no es un mandato, pero si es un conjuro de poder sobre nuestro cuerpo y nuestro futuro, frente al que se revela la construcción cultura, y no natural, de la maternidad.

Aunque tenga poco más de treinta años, cuarenta o sesenta, la tercera bruja es vieja. Ha descubierto la perversión del mandato de una carrera contra el tiempo, que está perdida de antemano. Para los modelos de estética patriarcal, la representación de la belleza y libertad de una mujer de más de cuarenta años sigue siendo un territorio inexplorado. El cuerpo de una mujer que envejece asusta. Ya no es cosificable, ni existe solamente para recrear o cuidar a otros seres, sino para hacerlo con ella misma. Y la supuesta fealdad que se le atribuye es un escándalo porque no necesita la aprobación de nadie para justificar su existencia, porque su vida es para ella misma.

¿Por qué recomendamos entrar en la caverna de Mona Chollet para encontrar a sus brujas? Porque su sabbat no es infernal. Las únicas hogueras son de transformación. Las voces y espíritus que convoca ayudan a cuestionar, mandatos, expresiones y lugares comunes. Nos invitan a pasar por el fuego nuestras propias certezas para dejar como sacrificio las que son de papel, llevarnos solo las de hierro, y salir de la ceremonia renovadas, listas para seguir transformado al mundo. 

El único talismán es la certeza de saber que no estamos solas. Nuestra resistencia tiene que ser feroz, porque no solo cuestionamos el destino que nos han asignado, sino también el orden patriarcal en el que ese destino se inscribe. Es necesario conjurar su intento de cosificar nuestras vidas para salvarnos. Todas somos sobrevivientes de sus hogueras. Somos las herederas de las brujas que no pudieron quemar. Resistimos. Siempre juntas. En aquelarre.    

Por Daniela Sanchez
Arte: Van Arce

Título: Brujas. La potencia indómita de las mujeres

Autora: Mona Chollet

Fecha de publicación: 2019

Editorial: hekht. Colección Pyra

Traducción: Margarita Martínez

Páginas: 269